jueves, 23 de diciembre de 2010

¡FELICES FIESTAS!

Definitivamente y aunque queramos que no sea así... ¡ya están aquí!. Así que a los que os gusten, disfrutadlas a tope y a los que os pase lo que a mí... que sea breve la porculera. Nos vemos en 2011.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Eso de la soledad no me convence...

El ser humano es sociable por naturaleza... y a cualquier gilipollas que venga a contarme lo contrario se lo puedo rebatir con un claro ejemplo.
Si uno está sólo, pero sólo, va de culo y sin frenos... Desde la soledad solamente y aunque sea a efectos prácticos, uno no puede hacer muchísimas cosas... Con lo cual, finalmente precisa: mucho tiempo libre y/o mucho dinero o pedir favores...
Un ejemplo simple: se estropea una lámpara, desconozco cual es el fallo más allá de cambiar el fluorescente (de mejor acceso si se hace entre 2 personas por la complicación absurda del diseño de la lámpara en cuestión). Cambio los tubos... uno funciona, el otro no... Oiganse los mecanismos cerebrales de ¿por qué? en una mente que ignora cualquier cosa eléctrica, más allá de dar al interruptor y los peligros de los chispazos. Sube y baja de la escalera (esto me ahorra unos euros de unas sesiones de "step") prueba así, prueba "asao" y a cada prueba sube y baja de la escalera para dar al interruptor. Finalmente doy con el problema, compruebo que el problema efectivamente es el problema... ¡el cebador es el problema!, pero el problema es que como estoy sola y toca ir a trabajar no puedo ir a comprar un cebador y terminar de arreglar la puta lámpara.
Llegados a este punto en qué soluciones podría pensar:
1) si estuviera forrada, no trabajaría, iría a comprar un cebador...
2) si fuese vieja, no podría andar escalera arriba y abajo para cambiar el cebador, así que necesitaría que alguien lo hiciese por mí (ya se jodio la soledad, a depender de otro congénere)
Aquí caben dos posibilidades: a) pedir un favor a un amigo
b) pagar el favor a alguien (volvemos al vil metal) a ser posible que sea de confianza... o nos veremos en el brete de pagar y además pedir a alguien de confianza que "vigile al pagado"...
Y así suma y sigue, podría demostrar cómo aunque solamente sea a nivel práctico e interesado, el ser humano necesita de los demás. Hipocresías de la vida, la sociedad cada vez es más individualista, porque nos creemos que con dinero lo solucionamos todo, compramos ayuda, compramos tiempo, compramos el cebador... Pero no compramos el la eterna juventud ni la independencia plena. No quiero entrar en temas emocionales, que después deciis que soy una ñoña... Pero ahora, a esos gilipollas que se les llena la boca con la soledad y lo bien que se está solo y que como sólo no hay nada mejor, les pregunto ¿no será que como la zorra con las uvas de la parra no las quereis porque deciis que están verdes?. ¡Venga ya!